15 jun 2011

alles staendische und stehende verdampft

Sweetheart... la espiral es autodestructiva. Insomne cuando me pides en medio de la noche, en el calor profundo e insensible de la madrugada, y ya la sensación del sexo tumefacto y la impresión de que el placer llegará casi como un último resquicio, un orgasmo marginal con la lengua, la polla, el coño como dedos arrugados de humedad que sienten deseo y duelen a la vez después de una noche entera sin cesar de cesar, piel lacerada y corriéndote diez veces y deseando otra y que no termine, locura que no tiene fin.

Somos un refugio al lado de un mar en galerna, indemnes sobre la montaña más elevada, inédita y aislada, pero ligeros como corriendo culo al aire en playas vírgenes desiertas. Ahí follamos, aunque fuera solo pulsión y anhelo y apetencia en nuestras mentes, pero estamos otra vez bajo estas sábanas lesas, doloridas, vulgarmente sudadas, despadazadas, envueltas de olor a cuerpo, a los cuerpos asperos que hace la tierra húmeda entre los pliegues recónditos -otras ocasiones fueron suaves del jabón de lavanda y sábanas de hilo recién planchadas-, la polla escocida, la bulba inflamada, los muslos resbaladizos enrojecidos, piel viva en la espalda de soñar alcanzar el cielo con las uñas y desollada de chocar contra los salientes de la realidad, puta realidad cuando el humo se desvanece. Las buhardillas del Raval no dan para más.

Reposo ahora, miro al techo, fumo un pitillo y un peta sucesivamente, y vuelvo a desear tu lengua entre mis ingles pero no me corro hasta quince minutos después. Y grito y se asusta tu gata que es como una ninfa siempre en celo del celo, celo superlativo. Recuerdo una mañana que desperté con la cabeza en tu vientre y lo primero que encontraron mis ojos, mi boca, fue tu polla. La cojí entre los labios como una carne inerte y volví a dormir. No, tal vez el placer no otorgue felicidad ilimitada, pero el deseo sí. Aunque la moral a veces nos la quiera restar aparentemente. La idea de que la felicidad y la moral son idénticas no era sólo un postulado de Spinoza en su Ética. Todas mis reflexiones me llevaban a la conclusión de que la única meta de la humanidad era la felicidad. La gente inteligente no medita tanto sobre la muerte y las ideas que disminuyen el placer. No, no estamos tomando la plaza pública así. Así sólo somos hojas de un arbol.

No, tal vez el placer no otorgue felicidad ilimitada, pero el deseo sí. Aunque la moral a veces nos quiera restar aparentemente, no. Spinoza de bashevis. No, no estamos tomando la plaza pública, así.

A veces parece que no supiera hacer otra cosa que conjugar el verbo "follar". No es cierto. Habrá quien piense que hablo de sexo porque le mola leer de sexo a la gente en la web. Qué extraño lugar inexistente la web. Hablo de sexo porque está en mi vida, como la política, la violencia, la droga, los libros o mi trabajo. Además: he descubierto que muchas veces pienso en sexo cuando trabajo y, así, me abstraigo de lo que sucede a mi alrededor. Es un trabajo que requiere concentración, pero es muy mecánico... como el sexo.

No. Por la mañana no pienso sólo en esto. Pienso sola en el amanecer de Barcelona y recuerdo. Hace unos días, G., allí, pensé decirte algo parecido a 'no hay éxito como el fracaso, pero el fracaso tampoco es un éxito', o sea: si te vas dirán que has fracasado. Si te quedas, que te has radicalizado. Yo te dije que faltaba ideología y, que sin ella, os dirían que sois inconcretos y superficiales. Que con ella os llamarían radicales de izquierdas, que a dónde en pleno siglo XXI nacionalizando y redistribuyendo riqueza, dando según necesitan. Imagínalo: si el nacionalismo es cáncer, el comunismo sería gangrena y pus. No sentirse representado por los partidos no es lo mismo que ser apolítico -desinteres politico-. El único canal de participación no tiene porqué ser el partido. El sentido civil, ciudadano, lo es. El ciudadano que bulle piensa desde la izquierda. Pero la revolución es sólo de la izquierda, no te engañes: siente las feroces ráfagas de aire, frías, calientes... las ilusiones placenteras están siendo disueltas. Hace más de 150 años se escribió un panfleto casi olvidado hoy, que tanto éxito parecen tener los panfletos. Planteaba, como drama básico, la lucha entre los antagonistas del momento -burgueses, proletarios-, la tensión entre lo sólido y lo evanescente de la vida moderna. Un lenguaje luminoso e incandescente lleva a un terreno conocido hoy: el ritmo frenético sin control de la miseria y la explotación crónica. Pero hoy, ¿quiénes son los antagonistas, los oponentes? Debemos demostrar lo que puede la actividad humana, vita activa, activistas por otro mundo mejor. ¿Destrucción innovadora? Tal vez... Hoy he visto el miedo en el rostro de quienes se saben a salvo siempre. Escapando de lo feo en helicópteros, como sátrapas fugitivos. Y me ha gustado.

Entre tanto, follábamos