9 sept 2010

Sometimes I feel so happy / Sometimes I feel so sad / ...but mostly you just make me mad

Tenía un tigre chino tatuado al final de la espalda, en los lóbulos de las orejas unas perlas nacaradas y el resto de lo que recuerdo de ella es su piel de seda y su nombre: Hazel, poussière d'étoiles dans les yeux y amor de infancia en la medianoche.

Ahora es septiembre. Y ya sólo detesto... Detesto el despertador, detesto no recordar mis sueños nada más despertar, detesto la tostadora de pan y estas tostadas, detesto el sonido de la radio de las mañanas, detesto levantarme sin que haya amanecido -tarda en hacerse de día: una claridad malva y plata se desliza por los adoquines y los pretiles del Sena-, detesto el aire gris estancado en mi ausencia entre estas cuatro paredes (mi hogar) e invento pinceladas (je!, en realidad brochazos) de los colores más hermosos, detesto el tiempo que tarda en llegar el agua caliente a la ducha mientras estoy desnuda ya en la bañera, detesto el casco de la moto, detesto naufragar cada mañana en este río que cruzo. Detesto este tiempo líquido. Al final lo que más detesto es saber que nunca saldré viva de este mundo.

...Agosto. Me acuna el Egeo durante tres semanas, me hipnotiza su azul transparente surcando las aguas, el aroma de su comida y su paisaje: ecos de puestas de sol en Falasarna, puertos venecianos del norte y olivos y acantilados del sur frente al Mar de Libia: nada que ver con el paisaje de moscas y hormigón italiano o español. Grecia aún es un ritmo de vida tranquilo de tabernas, barrios, gentes, un capitalismo perezoso y mediterráneo de siesta y cabotaje. Y, sin embargo, el sacrificio de cuerpos jovenes y cosmopolitas -sus clientes- al sol ardiente y festivo -creo que me quedo con la fiesta antes que con la tragedia griega, por muy culta que sea ésta, a pesar de llevar la contraria a Aristóteles: la comedia es mímesis de hombres inferiores, parte de lo feo. Nunca fue muy inclinado al vicio el estagirita- que calcina sus hermosos paisajes parece exigir a cambio la puesta en marcha -los golpistas ya no visten verde caqui, sino verde dollar- de un capitalismo a velocidad de crucero que borre de la faz del continente los restos -exiguos ya- de una Europa meridional aún con medida humana: subdesarrollo y ritmo de a pié. Me viene a la cabeza Ilya, la puta alegre del Pireo interpretada por Melina Merkouri en Never on sunday, de Jules Dassin, mundo ínfimo de la verdadera Grecia: mercaderias, suciedad, taberna, impulsos primarios, retsina, baile y contrastes, no de luz y sombra, sino entre Apolo y Dionisos.

Garganta de Samaria, Meseta de Lassithi, Leprosería de Spinalonga, isla de Gramvoussa, desciendo los 290 escalones hasta Preveli... ella está allí. Bucea desnuda y libre, el agua se desliza entre los muslos de Hazel como desearía hacerlo yo. Ah, deseo que obedeces cada uno de los caprichos de mi mente, sólo pienso en tu felicidad: ponme la mano aquí, Macorina, que me muero/...ponme la mano aquí, que estoy loca..., la nostalgia del país donde nací con la voz de Chavela en el iPod. Me siento tímida y fascinada por su cuerpo tan pálido ante mí, encantada por su espíritu hecho de añicos de sueños y de aquella arena... Yo, inevitablemente arrastrada a la melancolía y entrando por las Cuarenta y Nueve Puertas de la Obscenidad, el Árbol de la Vida y la Guía de los Perplejos... Ojos grises transparentes, languidez oriental en el rostro, boca gruesa de gozadora sin escrúpulos... Bíblica.

De regreso a París me doy de bruces con petit Petain crecido como nunca y deportando en masa. Más: pretende quitar la nacionalidad francesa a toda persona de origen extranjero que atente contra la vida de cualquier autoridad pública y extender la medida a los polígamos, la trata de humanos y los actos de delincuencia graves. La douce France que despierta con Montesquieu y anochece con Rousseau sorprendiendo al mundo. La igualdad apenas en los lemas. ¿Retirarán la nacionalidad a la Bettencourt o a Johnny Hallyday por fraude?¿A Chirac por corrupción?¿A Miterrand por concubinato? De la Bruni no digo nada, lo dicen todo en Irán: es una puta italiana que merece morir por su vida inmoral.

El porche era de cal blanca con ventanas pintadas de amanecer abierto al mar. Hazel recostada; a sus pies, su amante -yo-; a los míos, perros blancos inmóviles con el hocico sobre las frescas baldosas y los ojos entornados. Me admite en su cama hasta la mañana siguiente. Amanece y permanezco sumisa a esta ilusión. No me atrevo a moverme. Será por el tigre. Tómate esta botella conmigo / en el último trago me dejas..., y en el último trago me besas. Grecia es un país seguro: durante mi estancia aquí, ni se ha hundido ni se ha vendido -que yo sepa- ninguna isla (y son el 45% de la superficie del país). Austeridad para los pobres y manga ancha para los de siempre.

Como decía Keats, casi desearía que fuéramos mariposas y sólo viviéramos tres días de estío, Hazel. En verano se acelera el tiempo histórico. A veces suceden más cosas que en los 11 meses restantes. Me guardo casi todo para mí (...I wouldn’t be ashamed to be seen with you anywhere / You got something I want plenty of...). Hace ya tanto tiempo que sucedió todo lo que me interesa...